ENTRE CIUDAD Y PARQUE
El plan original de Olmstead y Vaux concibió la Gran Army Plaza como un espacio público de geometría clara, capaz de responder al encuentro entre diferentes tejidos urbanos y funcionar como un umbral entre ciudad y parque. Nuestra propuesta refuerza esta esencia y la proyecta hacia el presente, introduciendo actividades de la ciudad contemporánea.
El tráfico rodado, hoy caótico, se reorganiza con una gran rotonda de dos elipses concéntricas que separa el tráfico local del expreso y aporta flexibilidad a los accesos, haciéndolos más legibles y navegables para los conductores.
La plaza se plantea también como nodo de movilidad y de actividades culturales y de ocio. La estación de metro se abre a la plaza y se prolonga con una plataforma que gana luz natural y visuales sobre el Arco Memorial, la fuente Bailey, el parque y sus eventos. Así, el lugar se convierte en un verdadero intercambiador donde convergen peatones, bicicletas, metro y coches.
La topografía existente se amplía con nuevos taludes que cubren los carriles exprés y permiten a los peatones atravesar cómodamente hacia la plaza. La propuesta superpone estratos —peatonal, viario y ferroviario— minimizando conflictos y generando una superficie verde continua que conecta los barrios circundantes.
Bajo esta nueva superficie se ubican programas comunitarios (cafetería, alquiler de bicicletas, aseos, centro de información) que dan vida cotidiana a la plaza. Arriba, en cambio, el plano neutro acoge los elementos históricos existentes —el Arco, la fuente y el arbolado— convirtiéndose en un gran espacio urbano capaz de coser ciudad y parque, Brooklyn y la metrópolis.