UNA CASA CON JARDÍN SUSPENDIDO
La rehabilitación de esta vivienda en la primera planta de una casa entre medianeras convierte una estructura obsoleta en un hogar contemporáneo, respetando las preexistencias y potenciando la luz y la relación con el exterior. Los antiguos muros de tapia —setenta centímetros de tierra sin cimentación— se mantienen como testimonio del pasado, mientras que los elementos más degradados se sustituyen con nuevas soluciones ligeras y eficientes.
La cubierta se renueva por completo: las vigas dañadas por podredumbre y termitas dejan paso a una nueva estructura de madera laminada con aislamiento y entarimado de abeto, asegurando confort y durabilidad. En el interior, tres forjados de madera contralaminada se encajan como estanterías entre las medianeras, generando nuevos espacios sin sobrecargar la estructura existente.
El primer forjado amplía el volumen posterior y crea un espacio intermedio de cocina-comedor bajo un porche acristalado, donde la vida diaria se despliega entre el patio y el interior. El segundo, alineado con una interrupción de la cubierta, se transforma en un jardín suspendido en el corazón de la casa: un patio elevado, sin techo y lleno de vegetación, que lleva luz y aire hasta el centro de la vivienda. Finalmente, el tercer forjado se convierte en un altillo ligero para el dormitorio principal, una especie de alfombra flotante que sobrevuela el espacio multifuncional inferior.
El resultado es una casa que combina memoria e innovación, donde la madera, la luz y la vegetación articulan un espacio doméstico sorprendente y acogedor. Esta obra, construida en 2015 en Sant Andreu de Llavaneres bajo el título “Casa con jardín sostenido”, fue galardonada en las Muestras de Arquitectura del Maresme 2017 del Colegio de Arquitectos de Cataluña, en la modalidad de edificios de viviendas unifamiliares, como reconocimiento a su calidad y aportación arquitectónica.